lunes, 16 de noviembre de 2009

ESTUVIMOS EN EL K42

Tras unos dias de silencio en el blog, Bien de Allen vuelve al ruedo. Y de la mejor manera! El fin de semana viví de muy cerca el evento de montaña más esperado del año: Salomon K42. Más de 2.000 almas se animaron a trepar el Cerro Bayo y recorrer 42 kms de pura aventura. Entre esas personas estuvieron los allenses, cada uno con el esfuerzo y las ganas propias de formar parte de semejante desafío. Aqui van las primeras fotos y comentarios.



El viernes 13 nadie le hizo caso al dicho de "no te cases ni te embarques ni de tu casa te apartes". Dos mil personas de nuestra región, el país y el mundo viajaron a Villa La Angostura para retirar sus kits de competencia y empezar a disfrutar del espectáculo deportivo que se monta para cada K42. Ese dia por la tarde se realizó la charla técnica y ya se palpitaba una edición de mucha dureza. Esta vez se subió mucho más en la montaña y el Cerro Bayo se veia más desafiante que nunca. El clima parecía acompañarlos, la gente no se aguantaba el entusiasmo... y las horas para la carrera entraban en cuenta regresiva.

El amanecer del sábado marcó la llegada del día para el que se entrenaron todo el año. De a poco la orilla del Lago Espejo se tiñó de celeste y marchó al compás de la entrada en calor de los participantes. No faltaron las fotos y las recomendaciones, las botellas de Gatorade copando las mochilas y el aliento de las familias a un costado del camino. El reloj gigante se aceleraba con cada latido y finalmente llegó a 0 a las 10hs.


Algunos de los allenses y el 'equipo de apoyo'.


Silvia Palacios junto al "rey de reyes del K42", Gustavo Reyes.


Pailos, Guerrero, Palacios: dos debutantes y una experimentada del K42.

La postal era impactante: una gran marea celeste inundaba los senderos de la montaña. Los atletas parecían salidos de un gran hormiguero y se desparramaban por las subidas a paso firme. Por más de cinco minutos nadie pudo dejar de mirarlos... cada uno llevaba una ilusión en alto.



Cuando el grupo mayor se perdió en el bosque, los autos de los acompañantes se apuraron en tomar la ruta hacia el Puente del Correntoso. La caravana se extendía por varios kilómetros pero nadie quería perder detalle de semejante carrera. A la vera de la ruta marchaban los primeros de la elite y de a poco todos tomaron las subidas del puente para fundirse con la vegetación de la montaña. Todos se fueron con el corazón un poco más contento, con el aliento fresco de los amigos y el ritmo de la batucada que los saludó a su paso.


Marcia Godoy en la subida del Correntoso.

Bien de Allen encontró a los atletas en el Kilómetro 12, en las calles del Barrio Epulafquen. Allí las piernas comenzaban a pesar y las casacas celestes se mezclaban con las blancas de los corredores del K15. Los primeros aportes de energía se hicieron necesarios, desde allí sólo habría trepadas y un enorme desafío hasta el Cerro Bayo. El gigante de Villa La Angostura los recibió de brazos abiertos y fue el mejor testigo del cansancio de los participantes. "Me queman las piernas, no doy más", "Fue terrible la subida", "Esta es la peor edición de todas", decían algunos de los atletas. Y si, esta vez la altura fue mayor y el físico se desgastó por completo. Hubo muchos que sufrieron mareos, calambres y descompensaciones. Otros la remaron con más espíritu que otra cosa. Nadie quería abandonar, pero unos cuantos no tuvieron alternativa.

El descenso tampoco fue sencillo, esta carrera no da tregua en ningun momento. Si bien lo más intenso había quedado atrás, el camino hacia el centro de la ciudad no era para cualquiera. Los senderos entre los bosques del cerro y los últimos kilómetros mezclaron pequeñas subidas y bajadas que agotaron el poco resto de los corredores. Las caras lucían pálidas y cansadas, cada expresión era un ejemplo del sacrificio. La respiración se les escuchaba entrecortada. El agua de los puestos de hidratación sirvió para remojar el alma, refrescar la mente y emprender las pisadas finales. El aplauso de los vecinos de la Villa esperaba en el centro, cerca de la alfombra roja y el arco del cronómetro.


Alberto Nahuelan cierra los durísimos 42 kms.

Uno a uno (y por más de 9 horas), los atletas del K42 cerraron el circuito más duro de las 7 ediciones. La medalla en el pecho y la remera de finisher fueron su premio. Los saludos de amigos y familiares fueron el mejor alimento. Las primeras palabras salían algo desesperadas, buscando la manera de acomodarse para contar todo lo que se vivió en la montaña. Sin dudas este evento toma relevancia y exigencia cada año. El reto es mayor en cada nueva fecha y la gente de Patagonia Eventos responde siempre. La perfección de esta organización es asombrosa, los detalles están más que previstos y la buena onda no se deja de lado.

Hay mucho más para decir aun. Estas fueron las primeras sensaciones que rescato de un fin de semana impresionante. El espectáculo deportivo que ofrece un K42 te sacude los sentidos, aunque sólo seas un simple espectador. Los que quieran conocer más acerca del Salomon K42, K15 o Kids 42 pueden visitar la web de Patagonia Eventos o entrar en el siguiente link. En el próximo posteo, más para compartir en Bien de Allen.. todavía no hablamos de resultados ni te mostramos lo mejor de esta cobertura. Quedate cerca!

Fotos: Producción propia / Galería de imágenes de Patagonia Eventos.
Video: Florencia Barrera. / Gracias a mis compañeros de viaje: Silvia, Cristian, Jorgelina y Santiago.

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