sábado, 13 de febrero de 2010

AVENTUREROS TODO TERRENO

Esta mañana, 10 personas emprendieron una aventura "bien de Allen". A las 8 am el desafío se puso en marcha. Desde 'el Laguito' partieron en bicicleta rumbo a la márgen sur del río Negro. La incursión por la dureza de las bardas culminó pasado el mediodía, luego la excursión continuó con una flotada sin igual. Este medio formó parte del grupo de valientes, no te pierdas las mejores fotos y comentarios.


De la mano de "Wala Aventuras" emprendimos esta propuesta de cicloturismo y flotada en las aguas del río Negro. A las 8 de la mañana nos reunimos en la plazoleta de 'el Laguito' y desde allí pedaleamos hasta la Isla Jordán de Cipolletti. El día nos acompañó desde la primera hora. El sol brillaba fuerte en lo alto, sin nubes a la vista, y el vientito sur soplaba casi sin fuerzas. El ritmo fue tranquilo y el grupo de (casi) improvisados ciclistas fuimos probando las piernas y conociéndonos con nuestras bicis.

La parada obligada para cruzar la balsa nos permitió recuperar algo de fuerzas. Agua, gatorade, jugo y un par de facturitas tendadoras fueron el alimento necesario para seguir adelante. Nos subimos a la balsa y aprovechamos el viaje para hacer uso (y abuso) de las cámaras fotográficas. Una vez del otro lado, la historia fue diferente.


La subida de la barda nos miró fijo de entrada. Las piernas flaquearon un poco pero logramos llegar a lo más alto. Paramos de tanto en tanto, volvimos a buscar el agua de las cantimploras y salimos embalados otra vez. No fue fácil superar este tramo, sobre todo para los que -me incluyo- hace rato no pedaleábamos. Pero cuando llegamos al mirador, todo había valido la pena. A la derecha nos miraban los pequeños edificios de Cipolletti. A la izquierda, la capital neuquina y todo su esplendor. El agua de la confluencia del Limay y el Neuquén se sumó al increible contraste de la árida meseta y el valle fértil. Una postal dificil de olvidar.


Tras unos minutos de contemplación y las explicaciones de 'Chochó', los allenses subimos a las bicis y seguimos adelante. La barda nos dio un respiro y por un buen rato sólo hubo llano. Hicimos un par de paradas para no perdernos detalle del paisaje y conocer más sobre la flora y la fauna que nos rodeaba. Las fotos no se hacían esperar, llegaban por montones y acosaban al pobre fotógrafo oficial de turno.

En unos de esos caminos rumbo a la pasarela de Fdez. Oro mi bici se puso pesada. El grito de "Guarda el alpatacoo..!" no había llegado a mis oídos a tiempo y la espina viajaba cómodamente en mi rueda trasera. Hicimos cambio de cámara y en un momento más ya estábamos a pocos kilómetros de la meta.

Las bajadas de piedra suelta nos plantearon otro desafío. Ya habiamos subido, ahora nos tocaba bajar. Pese a todos los prónósticos, el grupo entero logró recorrer las prominentes bajadas sin tener que lamentar golpes ni resignarse a bajar de la bicicleta. La velocidad obligó a soltar algún que otro grito y a tener apretado el freno trasero, pero nada opacó la emoción de estar llegando a destino. Sobre la orilla del río armamos las mesas y almorzamos juntos, charlando de todo un poco y comentando lo bien que la estábamos pasando.


Cerca de las 3 de la tarde terminamos de comer y 'Chochó' desarmó las bicis, que se volvían en auto a Allen. Nosotros nos pusimos los chalecos naranjas, dejamos atrás las ciclistas y apelamos a las ojotas. En nuestra aventura en balsa sólo nos acompañaron las cámaras, como para no perdernos de registrar nada. Con algo de miedo nos trepamos al bote, 5 personas de cada lado provistas de un remo y muchas ganas de largar. Por momentos faltó coordinación, pero no hubo de qué preocuparse. El tiempo nos favorecía y por eso aprovechamos para parar un rato y bañarnos en el río. El agua relajó las piernas cansadas y refrescó las caras acaloradas por el sol.

El recreo quedó atrás y volvimos a acomodarnos en la balsa. El trayecto más lindo nos llevó bien pegaditos a la márgen sur, observando con asientos de privilegio las pendientes de la barda y el inmenso colorido. Algunos pájaros se animaron a salir a nuestro encuentro. Sólo se respiraba paz y nadie quiso arruinar ese momento con palabras. Por algunos minutos viajamos llevados por la corriente, casi arrulados por el río Negro y con el sol calentándonos el alma.


La experiencia fue tan linda que se hizo muy corta. Cuando ya nos habíamos acostumbrado al ritmo de los remos sobre el agua, tuvimos que desviar el camino para cerrar la jornada frente al predio de Gauchos Libres. Las últimas fuerzas llevaron la balsa a la orilla. Todos bajamos festejando nuestro pequeño gran logro. Habíamos cumplido la travesía sin sobresaltos y con una alegría enorme. Era hora de armar las bicis nuevamente y volver a casa, para repasar con los familiares y amigos este hermoso día en la barda.


Si vos queres vivir esta aventura, no dejes pasar la oportunidad. Ese es el consejo de Mariti, Brenda, Magui, Marcela, Graciela, Cacho, Julieta, Heber, María Elena y mío. Comunicate con "Wala Aventuras" al mail walaaventuras@gmail.com o al 02941 -15601108. Si te interesa, podés conocer más de los detalles de nuestra excursión en este link.

Gracias 'Chochó'..! Gracias a todo mi grupo de compañeros..!

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